Amor propio


Y comenzó a comprender que la vida no es buscar, si no encontrarse. Que las tristezas llegan si las invitas y que la confianza se gana día a día, sol a sol.  

Entendió que el único ingrediente que le faltaba nacía de su interior y que el amor se cultivaba en su propio jardín. Que las espinas en sus rosas son regalos... que muy pocos podrían aceptar. 

Aceptó que no hay distancia más larga que la que existe entre dos corazones que palpitan a kilómetros de distancia o millones de años luz. 

Encontró que no es imposible decir "te quiero", detrás del espejo y después del fracaso. 

Miró con certeza que aquello que llamamos vida, no es más que un soplo del viento, un instante en el tiempo... y las mil batalles que perdió tratando de hacer eso: Sentirse Viva. 


Jorge Gauna
Simples Palabras
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