Insomnio




“Existen guerras en cada uno de nuestros mundos que, resulta imposible contar las veces que hemos ganado”.

Aquella noche se miraba al espejo con suprema ironía, había logrado espantar sus sueños y con aquella dulzura del insomnio se reía de sí misma. No contaba las veces que moría de tristeza porque yacían ocultas entre todo lo demás que suponía ser más importante. Y esa noche lo fue.
Lavó su cara con agua tibia y decidió poner fin a aquella intensa guerra, la única forma: hacer una tregua. 

Decidió re acomodar sus días y sus horas, encontró que las mismas historias que contaba cuando era pequeña al lado de su hermana las podía recordar aún en su ausencia. Buscó y siguió buscando en el baúl de recuerdos y encontró la noche en la que salió de su casa queriendo “ser libre” para luego volver con la mirada hecha trizas… y ahí la esperaba su madre.
También recordó las noches de amor que vivió al lado de la luna, que en su imperfección dotaba siempre de alegres sombras nocturnas que envolvían a los cuerpos en siluetas de locura. 

No esperó a la vida, la vida la esperaba a ella; en su juventud llena de éxtasis y alegrías que disfrutaba aún con penas en el alma.

 Del fondo del baúl siguió sacando viejos recuerdos que pintaba con colores su aura antes de dormir.
A la mañana siguiente despertó de un salto con la mirada llena de algo que no sentía desde hacía mucho tiempo. Escondida detrás de aquella tierna mirada yacía desnuda y sin mucho brillo la intensidad del sol y un nuevo día, un nuevo comienzo, una vida que, llena de obstáculos y recuerdos incesantes seguía ahí, esperando firme el inicio de otra guerra.


Jorge Gauna
Simples Palabras
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Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Y la vida nos espera... Gracias.

Bonita noche, bonita luna.

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